Consigue que tus alumnos y alumnas aprovechen todo su potencial

La neuroeducación puede parecer compleja, pero en este artículo vas a descubrir cómo introducir sus teorías en tu día a día en el aula. En este artículo te hablamos sobre…

• Qué son las teorías neuroeducativas
• Cómo preparar un itinerario formativo desde la neuroeducación
• Aplicaciones neuroprácticas
• Volver a empezar, haciéndolo mejor

Qué son las teorías neuroeducativas

Antes de lanzarte de lleno a preparar tus clases con las ideas que nos trae esta disciplina, deberías conocer sus raíces. La neuroeducación es “una disciplina que estudia cómo el cerebro interviene en el proceso de enseñanza y aprendizaje de los estudiantes”. Es más sencillo si lo entiendes a través de las tres ciencias que le dieron forma:

• Neurociencia. Dedicada a estudiar la estructura y funcionalidad cerebral.
• Psicología. Dedicada a los procesos mentales cognitivos y conductuales.
• Pedagogía. Dedicada a los diferentes métodos de enseñanza.

El trabajo conjunto de estos ámbitos desveló los beneficios de aplicar la neuroeducación en el aula. Los más destacados son la mejora de la sinaptogénesis, o la creación de conexiones entre neuronas a largo plazo; y el aumento de la plasticidad neuronal, volviendo al cerebro un órgano más adaptable y con mayor capacidad de respuesta.

En resumen, mejor uso y control de la información y respuestas que da el cerebro de tu alumnado.

Introduce la teoría de la neuroeducación en el aula y en tu itinerario

Paso 1, entender la neurodiversidad

Seguro que, en tu experiencia como profesor o profesora, has visto como la misma forma de dar una materia no ha funcionado igual entre tu grupo. Hay personas que tienen más desarrollado el hipocampo, favoreciendo su capacidad de memorizar, mientras que otros pueden seguir mejor un ritmo o melodía gracias a su cerebelo.

Por ello la neurodiversidad es el punto de partida. Sea por el factor que sea (genéticos, ambientales, experienciales), el desarrollo de algunos puntos del cerebro marca notablemente el camino a seguir con cada alumno y alumna.

La mejor fuente de datos en este punto es el ensayo-error con tu grupo, observando directamente quién reacciona mejor a qué tarea.

Paso 2, la pieza clave es la motivación

Si algo ha demostrado la neurociencia, ciencia “madre” de las teorías neuroeducativas, es que alguien aprende más y mejor (reteniéndolo a mayor plazo) si hay una motivación para aprenderlo. No hablamos de premios y castigos materiales, si no de cambiar el enfoque:

• De: Esto debo estudiarlo porque es mi obligación…
• A: Esto lo aprendo de una forma que me gusta porque me sirve para el futuro.

En los siguientes pasos vas a ver diferentes modos de conseguir motivar a tu alumnado.

Paso 3, prepara tu (y su) tono, expresiones y estilo comunicativo

Una clase debe ser un lugar tranquilo, donde tu grupo pueda exponer sus ideas, debatirlas y generar un dinamismo. Debes empezar por ti mismo, pues en este caso van a funcionar las neuronas espejo.

Aunque tú seas docente y el resto estudiantes, todos debéis aprender de todos. Seguro que recuerdas al docente que se limitaba a repasar los contenidos del libro de texto. Este enfoque unidireccional no sirve cuando quieres aplicar estas teorías en el aula.

Piensa temas de debate, preguntas de estilo abierto y deja que tus alumnos y alumnas interactúen, retroalimentando la motivación que sentirán al ver que su opinión cuenta.

La neuroeducación en el aula de forma práctica

Paso 4, el control de las emociones

Al utilizar herramientas como el debate en grupo, verás que se generan muchas emociones, positivas y negativas. La gestión emocional es otro aspecto clave, pues tu grupo debe aprender a enfrentarse a todo tipo de emociones.

Tu papel en este caso es potenciar el sentimiento positivo grupal e individual, mientras que trabajas para que entiendan que las emociones negativas son una herramienta igual de útil para su futuro.

Paso 5, aprender es un reto

Otra verdad demostrada es el uso de retos para despertar la motivación del alumnado. En pocas palabras, “hacer del aprendizaje un juego”. Favoreces así diferentes aspectos como la cooperación, socialización, comunicación, expresión de emociones…

Pero además te va a servir para ver el rol que toma cada estudiante: líder, coordinador, motivador, pacificador… que te servirán para conocer la respuesta futura a diferentes situaciones.

Este tipo de actividades, según la neuroeducación, deben centrarse en una única tarea para que realmente sean efectivas.

Último paso, el momento de reflexionar

El cerebro tiene una gran capacidad para autocorregirse y aprender de las experiencias, pero debe dedicarle tiempo. Incluye en tu itinerario media jornada de reflexión, en la que los estudiantes organizarán lo aprendido y preguntarán nuevas dudas que puedan surgir. Tu tarea es guiarles hacia la respuesta.

Puedes terminar la lección con una especie de reflexión voluntaria sin réplica de algunos miembros de tu grupo, animando al resto a pensar.

Volver a empezar, haciéndolo mejor

Una vez que has terminado con esta guía sobre cómo introducir la neuroeducación en el aula, tienes que aprender de los aciertos y errores para la siguiente lección. Antes de empezar de nuevo revisa tus notas de:

• Cómo tu alumnado ha respondido y ha valorado cada una de las actividades de forma grupal.
• Atención especial a los obstáculos particulares que has visto en cada persona.

Estos avances no se entendería sin la individualización. Cada cerebro es un mundo, pues trabaja, se motiva y responde de manera diferente. La finalidad de esta metodología es encontrar el camino de aprendizaje más óptimo para cada alumno y alumna. Nadie mejor que tú, el docente que más los conoce, para llevarlo a cabo y sacar todo su potencial.